sábado, 11 de mayo de 2013

Victoria Camps habla de Solidaridad.

En el mundo griego se tenía el concepto de la función en la polis de la persona como ciudadano. En la edad media era una buena persona quien cumplía como buen hijo de Dios, y ese era el fin de la persona humana. Desde la modernidad, con el individualismo liberal,  la ética, cuando piensa de la moral, se preguntaba el porqué de los valores, porqué había que tener unos valores.
Muchos valores han perdido su fundamento racional. Hemos perdido la coherencia de unos fines comunes; el reto consiste en reivindicar el uso de la palabra Virtud, en el sentido griego ya no es posible, hoy solo la virtud de justicia tiene ese fundamento (dar a cada uno lo suyo). Las sociedades actuales ya no son meritocráticas, ahora tiene más peso y se habla en mayor medida de derechos: el de igualdad, por ejemplo, el cual no está totalmente claro, no hay definiciones únicas como cuando se habla de la igualdad entre los sexos.
Se puede hablar de unos valores comunes, porque:
1. Se debe reivindicar el sentido de virtud como actitud, costumbre, hábito;  la moral de normas, deberes, código de derechos fundamentales. Se debe hablar de un estilo de vida como de segunda naturaleza, se debe recuperar la moral como praxis, manera de ser y de hacer.
2. Las cosas que interesan a la moral son las que le interesan a todos, por eso se habla de virtudes públicas. Las virtudes son cualidades privadas pero se proyectan en calidad colectiva, por tanto también son públicas. A la moral le interesa es la felicidad pública, esta es colectiva.
Se debe corregir a la moral como perfección de la persona, es más un estilo de vida.
El llevar una vida con virtudes es llevar una vida decente. La virtud pública contrarresta la moral como una vida privada que no tiene un beneficio público.
Así mismo los beneficios públicos los generan virtudes privadas que pueden llegar a ser al mismo tiempo públicas.
La autonomía es la única virtud privada, es la única que debe mantenerse como tal.
Se debe propender por una ética lejana del ethos individualista, narcisismo, etc. Vivimos en una sociedad de la comunicación, esto se presenta como una paradoja.
Se debe pensar en las libertades positivas, que favorecierndo el individualismo, que no es malo en sí; intentenr buscar y descubrir los intereses comunes.

La primera virtud es la solidaridad, la cual no se ha tenido en cuenta en la teoría moral, se considera sospechosa por su relación con la caridad cristiana, es mojigata. Esta le quita espacio a la justicia, la cual es la virtud ética por antonomasia, es la virtud ética propiamente dicha, sin ella no hay felicidad.
La solidaridad es condición de la justicia y es compensación de muchas injusticias. Si no hay buena disposición hacia la justicia, hacia descubrir las necesidades fundamentales por parte de los individuos y los colectivos, la justicia se estanca. Si quiere desarrollarse la justicia, debe basarse en un sentimiento de solidaridad.
La solidaridad es una compensación de la justicia, esta solo atiende a lo general, la ley es para todos. La justicia nunca es total.
Países con niveles satisfactorios de justicia, los más desarrollados, son insolidarios (Suecia, Alemania), allí no hay ejemplos de solidaridad; servicios públicos satisfactorios, pero fríos, insolidarios, sin calor. A mayor justicia, menos colaboración ciudadana. La solidaridad ha quedado eliminada de la ética progresista, es propia de la miseria y de la pobreza. Los países pobres tiene más muestras de solidaridad, donde no hay justicia aparece la caridad.

Hoy en día han aparecido problemas que nos conciernen a todos, como los ecológicos, el concepto de la persona está cambiando y es más difuso, no personalista. Los problemas como eutanasia y aborto ponen en duda el principio y fin de la vida humana.
El camino para la solidaridad debería ser fácil, la sociedad de la comunicación está abierta al diálogo, allí conviven dos corrientes: el individualismo (competencia, hedonismo, descalificación del otro) así como el pluralismo que dice que todo vale. Desde ambas no es posible resolver ningún conflicto actual: ecología, hambre, SIDA, prolongación de la vida, vejez, la tecnología nuclear. No hay jurisdicción, ni opiniones formadas para resolver estos problemas. Los intereses de hoy son corporativistas, esto impide analizar con justicia todas estas situaciones.
La sociedad de la información informa mucho pero mal, de prisa, lo que genera es indiferencia generalizada. Las miserias y las catástrofes generan indiferencia porque estamos acostumbrados. La vida pública está en crisis, hay sobredosis de vida privada, en cambio nos falta vida pública, que es el compromiso por ir resolviendo los intereses y problemas comunes de la sociedad.

Haciendo que haya menos estado, menos mercado y más auto organización social, se logra más solidaridad. Por ejemplo la droga, se puede combatir totalmente o por parches; las medidas requieren intervenciones desde arriba, pero al mismo tiempo solidaridad de todos. Eso implica cambios económicos, políticos,  cambios en la concepción del ciudadano y de sus obligaciones. El estado benefactor trata los problemas de una manera que desintegra, las soluciones son muy burocráticas y desintegran.
La virtud de la solidaridad debería llevar al desplazamiento de lo privado a lo público, ser solidario con los próximos es muy fácil, mientras que a favor del interés común es difícil, debe construirse por encima de lo individual.

http://www.march.es/conferencias/anteriores/voz.asp?id=1899

1 comentario:

  1. Es importante conocer diferentes posiciones sobre lo que se denomina como solidaridad y saber que es una condición para que haya justicia pero al mismo tiempo puede ser un obstáculo para que ésta pueda lograrse. todos tenemos responsabilidad con la solidaridad individual y pública. Muy interesante tu escrito teniendo como base la importante filósofa Victoria Camps.

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