sábado, 11 de mayo de 2013

Victoria Camps habla de Profesionalidad.

Es la más indiscutible de las virtudes, vivimos en una sociedad de profesionales, es el máximo elogio que le hacemos a alguien. La profesionalidad es reconocida pero dudosa como virtud.
Aristóteles diferencia entre la poiesis y la praxis. La poiesis es valorada por el producto, por ejemplo la poesía para el poeta, mientras la praxis es la práctica, allí se es justo, generoso, magnánimo, valiente y lo importante es lo que se hace.

Adam Smith habla de ocupaciones improductivas, dice que son importantes, pero inútiles y frívolas, su valor perece en el momento de la prestación, por ejemplo los militares, los médicos, los cantantes, los bailarines; habla de ellos con desprecio por ejemplo de los hombres de letras, no importa la praxis, importa la poiesis.
El ciudadano se desentiende de lo público para entrar en la vida del trabajo. El hogar es el espacio de la individualidad, allí se compensa de las frustraciones, allí goza de su identidad como propietario.

Hoy no es lo mismo el derecho al trabajo que el derecho a un puesto de trabajo, porque no hay trabajo para todos. El trabajo sigue siendo una motivación primordial en la sociedad actual. Sigue siendo la actividad fundamental y la sociedad sigue siendo de trabajadores, pero hay cambio en el ethos del trabajo, en la actitud del mismo.
Gracias a la técnica, los oficios se han banalizados, han dejado de ser elitistas, casi todo el mundo puede acceder a cualquier tipo de trabajo, se han mezclado, se han homogenizado los oficios, se exige una especialización mayor.
Se aspira a la profesionalización a ser buenos profesionales, ese es el criterio social de la excelencia de la persona. El buen profesional se hace trabajando, no solo de la teoría, requiere una experiencia.
El trabajo sea o no poiesis, vale como praxis. El buen profesional es el que posee una identidad social. El trabajo hoy pertenece más a la vida pública que antes.
En la sociedad preindustrial la vida consistía en juego contra la naturaleza, en la industrial contra la naturaleza fabricada y en la posindustrial en un juego entre personas que requiere reciprocidad y cooperación, esta última es más compleja que las dos anteriores.
Hay dos ejemplos actuales del buen profesional: el ejecutivo y el deportista olímpico. El primero busca la excelencia, con cualidades de gestión, es el habitante de las sociedades urbanas, su comportamiento se ajusta a las cualidades de las grandes concentraciones urbanas: impiedad, dureza, etc. Para él es más importante ejecutar adecuadamente las ideas, que ellas mismas. Es disciplinado, enérgico, decidido, inteligente pragmático, inaccesible al desaliento, simpático, de moda, con iniciativa, líder, representa la excelencia; la segunda figura, el jugador profesional, es un ganador; el triunfo es más importante que la participación en el juego, el reto es superarse a si mismo, su fin es la perfección, no come, no engorda, duerme lo justo; su vida es la  autorrenuncia.
Ambos modelos transmiten la moral del trabajo bien hecho. El ethos ante el trabajo ha cambiado, ya no es un castigo de Dios, ni la prueba del favor divino, el trabajo por sí ya no dignifica; este es el pedestal del éxito. La medida de la profesionalidad lo da el  reconocimiento, la virtud es la prosperidad, el logro del triunfo.
El hedonismo consumista y la apatía, la indiferencia son fenómenos complementarios. El dinero y el bienestar son la prueba de la excelencia en el oficio. Si la ética calvinista daba por hecho el ahorro, ahora es necesario  éxito y el lujo.
La apatía también es característica, puesto que la política es de otros profesionales, además el buen profesional solo lo es, se desentiende de lo otro.
Aun se puede hablar de virtudes, asumiendo lo que hay, sin anacronismos, la nostalgia por lo anterior no es bueno. Se debe aceptar que son de otra forma. Las virtudes deben aceptarse como públicas, que tratan de compensar la falta de comunidad; parten de una realidad: una democracia imperfecta, se requiere el diálogo para solucionar problemas colectivos, se debe retomar la dignidad de cada uno de los individuos, desarrollar la propia autonomía, que la profesión no sea alienante. La profesionalización debe ser valorada en todas sus dimensiones; tiene una cara buena, cara de progreso, especialización, donde es necesario la competencia; el que se sabe buen profesional disfruta de su trabajo, allí es una praxis gratificante por sí misma.
Otros aspectos son menos positivos: la profesionalización absoluta (profesional 24 horas al día) para quien solo el trabajo tiene interés, el individuo se empobrece, su ámbito se estrecha. El individuo se puede alienar en su actividad profesional llevada a extremos peligrosos, allí la autonomía del individuo se afecta, así como los intereses comunitarios.
Se reduce la vida  humana cuando se dice que solo su profesión le da sentido, cuando la actividad es mera poiesis, y así es asumida por el profesional. La vida debe tener un fin que debe ser la felicidad. La profesionalidad es una virtud pública en la medida que sirva a los fines de  la sociedad y privada en la medida que ayude a desarrollar la autonomía de los individuos y no lo haga esclavo de esa actividad.

http://www.march.es/conferencias/anteriores/voz.aspx?id=1902&l=1

Victoria Camps habla de Solidaridad.

En el mundo griego se tenía el concepto de la función en la polis de la persona como ciudadano. En la edad media era una buena persona quien cumplía como buen hijo de Dios, y ese era el fin de la persona humana. Desde la modernidad, con el individualismo liberal,  la ética, cuando piensa de la moral, se preguntaba el porqué de los valores, porqué había que tener unos valores.
Muchos valores han perdido su fundamento racional. Hemos perdido la coherencia de unos fines comunes; el reto consiste en reivindicar el uso de la palabra Virtud, en el sentido griego ya no es posible, hoy solo la virtud de justicia tiene ese fundamento (dar a cada uno lo suyo). Las sociedades actuales ya no son meritocráticas, ahora tiene más peso y se habla en mayor medida de derechos: el de igualdad, por ejemplo, el cual no está totalmente claro, no hay definiciones únicas como cuando se habla de la igualdad entre los sexos.
Se puede hablar de unos valores comunes, porque:
1. Se debe reivindicar el sentido de virtud como actitud, costumbre, hábito;  la moral de normas, deberes, código de derechos fundamentales. Se debe hablar de un estilo de vida como de segunda naturaleza, se debe recuperar la moral como praxis, manera de ser y de hacer.
2. Las cosas que interesan a la moral son las que le interesan a todos, por eso se habla de virtudes públicas. Las virtudes son cualidades privadas pero se proyectan en calidad colectiva, por tanto también son públicas. A la moral le interesa es la felicidad pública, esta es colectiva.
Se debe corregir a la moral como perfección de la persona, es más un estilo de vida.
El llevar una vida con virtudes es llevar una vida decente. La virtud pública contrarresta la moral como una vida privada que no tiene un beneficio público.
Así mismo los beneficios públicos los generan virtudes privadas que pueden llegar a ser al mismo tiempo públicas.
La autonomía es la única virtud privada, es la única que debe mantenerse como tal.
Se debe propender por una ética lejana del ethos individualista, narcisismo, etc. Vivimos en una sociedad de la comunicación, esto se presenta como una paradoja.
Se debe pensar en las libertades positivas, que favorecierndo el individualismo, que no es malo en sí; intentenr buscar y descubrir los intereses comunes.

La primera virtud es la solidaridad, la cual no se ha tenido en cuenta en la teoría moral, se considera sospechosa por su relación con la caridad cristiana, es mojigata. Esta le quita espacio a la justicia, la cual es la virtud ética por antonomasia, es la virtud ética propiamente dicha, sin ella no hay felicidad.
La solidaridad es condición de la justicia y es compensación de muchas injusticias. Si no hay buena disposición hacia la justicia, hacia descubrir las necesidades fundamentales por parte de los individuos y los colectivos, la justicia se estanca. Si quiere desarrollarse la justicia, debe basarse en un sentimiento de solidaridad.
La solidaridad es una compensación de la justicia, esta solo atiende a lo general, la ley es para todos. La justicia nunca es total.
Países con niveles satisfactorios de justicia, los más desarrollados, son insolidarios (Suecia, Alemania), allí no hay ejemplos de solidaridad; servicios públicos satisfactorios, pero fríos, insolidarios, sin calor. A mayor justicia, menos colaboración ciudadana. La solidaridad ha quedado eliminada de la ética progresista, es propia de la miseria y de la pobreza. Los países pobres tiene más muestras de solidaridad, donde no hay justicia aparece la caridad.

Hoy en día han aparecido problemas que nos conciernen a todos, como los ecológicos, el concepto de la persona está cambiando y es más difuso, no personalista. Los problemas como eutanasia y aborto ponen en duda el principio y fin de la vida humana.
El camino para la solidaridad debería ser fácil, la sociedad de la comunicación está abierta al diálogo, allí conviven dos corrientes: el individualismo (competencia, hedonismo, descalificación del otro) así como el pluralismo que dice que todo vale. Desde ambas no es posible resolver ningún conflicto actual: ecología, hambre, SIDA, prolongación de la vida, vejez, la tecnología nuclear. No hay jurisdicción, ni opiniones formadas para resolver estos problemas. Los intereses de hoy son corporativistas, esto impide analizar con justicia todas estas situaciones.
La sociedad de la información informa mucho pero mal, de prisa, lo que genera es indiferencia generalizada. Las miserias y las catástrofes generan indiferencia porque estamos acostumbrados. La vida pública está en crisis, hay sobredosis de vida privada, en cambio nos falta vida pública, que es el compromiso por ir resolviendo los intereses y problemas comunes de la sociedad.

Haciendo que haya menos estado, menos mercado y más auto organización social, se logra más solidaridad. Por ejemplo la droga, se puede combatir totalmente o por parches; las medidas requieren intervenciones desde arriba, pero al mismo tiempo solidaridad de todos. Eso implica cambios económicos, políticos,  cambios en la concepción del ciudadano y de sus obligaciones. El estado benefactor trata los problemas de una manera que desintegra, las soluciones son muy burocráticas y desintegran.
La virtud de la solidaridad debería llevar al desplazamiento de lo privado a lo público, ser solidario con los próximos es muy fácil, mientras que a favor del interés común es difícil, debe construirse por encima de lo individual.

http://www.march.es/conferencias/anteriores/voz.asp?id=1899

viernes, 3 de mayo de 2013

Virtudes Públicas

La moral, hoy llamada ética, es menos dependiente de la fe religiosa; ésta vista desde el nacionalcatolicismo es privada y sus virtudes son la fe y la honestidad. La ética hoy en día es muy laica, y desde Aristóteles se puede definir como las cualidades que llevan a una manera de ser y convivir con los demás,  como aquello que una cosa debe tener para funcionar bien.
El conjunto de virtudes de los seres humanos que sirven para formar sociedades igualmente humanas es aquello a los que agrupamos en la moral.  Pero este concepto de virtudes ha sufrido ciertas transformaciones a lo largo de la historia: En la ilustración existía una inviabilidad de hablar de virtudes, los griegos decían que la felicidad es un objetivo común, en la edad media se hablaba de una autoridad divina como fundamento de la ley, y posteriormente en la época moderna se habla del individualismo liberal y del emotivismo.
Por otro lado también se habla de la justicia como un acuerdo y unidad de criterios necesarios para la ética, y se dice que esto incluye: la felicidad colectiva  el cooperar de la sociedad, la tolerancia, la equidad y la libertad para todos.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Vicios Públicos

Teniendo en cuenta el documento "Vicios Públicos" de Victoria Camps es posible enunciar unos vicios del ciudadano común y de los políticos que muestran las dificultades que se pueden presentar para una buena convivencia en sociedad.

Realizo este mapa conceptual para esquematizar las ideas principales de el documento "Vicios Públicos


jueves, 25 de abril de 2013

Tiranía de los Valores


En el documento la Tiranía de los Valores de Carl Scmitt (http://es.scribd.com/doc/27347099/Carl-Schmitt-Tirania-de-los-valores), se muestra como en 1923 gracias a Ortega y Gasset, se plantea filosóficamente el gran descubrimiento de los valores, de la lectura que había realizado de la obra de Max Scheler.
El término de Valores, es utilizado indistintamente por toda clase de personas, de la misma manera hay diferencias en cuanto a la significancia de esta palabra para los diferentes idiomas.
Hay personas y cosas; así mismo hay valores para las cosas y dignidad de las personas, pero la misma dignidad se ha convertido en un valor desde el surgimiento de la filosofía de los valores.
Incluso el marxismo, puede terciar cuando se habla de valores, obviamente en términos más económicos acerca del valor de las cosas, las personas, la plusvalía y el trabajo.
Para Martín Heidegger, se empieza a pensar en valores desde el siglo XIX, de la misma manera se estratifican, e incluso dentro de la teología cristiana Dios se asume como un valor supremo.
Pero los valores son importantes en cuánto valen, y es el hombre quien le adjudica dicho valor; es en ese momento cuando se desencadena una lucha de estos valores, por aparecer. Pero en cuanto haya alguien que valide subjetivamente estos adquieren ese valor; dice el autor:
“Quien dice que valen sin que nadie los haga valer, quiere engañar”.
Hay además un nuevo concepto, el de revalorización, el cual trata de estimar los diferentes puntos: punto de vista, punto de partida, punto visual. Esto permite que se presente una ambivalencia en los valores, y podemos afirmar que hay un valor para alguien que al mismo tiempo representa un valor contra alguien, mostrando una agresividad de los mismos.
El auto acorazamiento de los puntos de vista, objetiviza los valores y tiende a crear un ambiente más agresivo ante los mismos. Se presenta una lucha inevitable de revalorizadores o desvalorizadores; no se objetivan los valores luchando contra los valores que atacan los nuestros.
Hay una lógica que afirma que cualquier precio se debe pagar por el valor supremo, cualquier precio es poco. Para algunos la vida es un valor supremo, para otros, hay valores superiores e incluso la destrucción puede justificarse para imponerlos.
En la lógica del valor supremo y del sin valor, el cual no vale y se puede atacar, se presentan cualquier clase de excesos.
La libertad absoluta de valores, se puede presentar en la ciencia, y esto en sí mismo puede asumirse como un valor, e incluso, los defensores de dicho valor supremo pueden atacar la filosofía de valores.
Hartmann acuña el término de “tiranía de valores”, el cual se refiere a que el valor supremo siempre dominará sobre el menor y hay una lucha cerrada sobre el sinvalor; esto es lógico y esperado. Se ataca incluso a valores mayores, por ser extraños; hay una tendencia a la apropiación de un valor sobre los otros, por ejemplo, la justicia sobre el amor
Surge el dilema de la vida como valor, incluso para algunos de valor supremo, pero como la tiranía de los valores es implacable, aparece el sinvalor o sin vida y el extremo de la autorización de eliminar la vida sin valor vital.

Es en los dominios de la “Tiranía de los valores” donde planteo la discusión:
¿Podría, de acuerdo a este concepto filosófico, presentarse la tendencia a tener una valoración  de cada  vida humana, para cada ser humano?; ¿Supone esto que cada hombre tiene su escala de valores?, ¿Todos tendremos un valor diferencial para el otro, de acuerdo a su escala de valores, a la convicción de su valor supremo y de su sinvalor?.
¿Es posible aceptar una ciencia que descarte la filosofía de valores?; ¿Es una realidad el alejamiento de las ciencias de esta?; ¿algo debe hacerse desde el interior del pensamiento científico?; ¿es función de la ciencia o los científicos dirimir y decidir al respecto? O ¿es la sociedad la que debe asumir y obligar este análisis?